
Fuente: extracto de wikipedia
La terapia de aceptación y compromiso (ACT, pronunciado «act» no «a-c-t», del inglés Acceptance and Commitment Therapy), es un tipo de intervención psicológica orientada a la aceptación psicológica y a los valores personales (Hayes, Strosahl y Wilson, 2015; Wilson y Luciano, 2002) que se ha desarrollado coherentemente con un marco teórico y filosófico que está a la base de esta intervención, fundamentada en investigación básica y aplicada. Es la más conocida dentro de las denominadas Terapias Contextuales o Terapias de Tercera Generación, siendo, de todas ellas, la que goza de mayor evidencia empírica.
ACT emplea la aceptación, entendida como la capacidad humana de experimentar el estar conscientes, en el aquí y el ahora, de las sensaciones, los pensamientos, sentimientos, emociones, recuerdos, imágenes, etc. (eventos privados). Esta capacidad de estar conscientes vendría unida al compromiso de llevar a cabo acciones acordes con los valores personales (Páez, Gutiérrez, Valdivia y Luciano, 2006) y también estaría vinculada con las estrategias de cambio necesarias para aumentar la flexibilidad psicológica. La flexibilidad psicológica hace referencia a la posibilidad de contactar con los eventos privados que ocurren en el presente, tanto como nos sea posible como seres humanos, al tiempo que elegimos bien abandonar o bien persistir en una acción que implica malestar pero que está al servicio de los valores que uno identifica como propios.
ACT sostiene que a la base de los problemas psicológicos se encuentra el lenguaje, haciendo inevitable que en ciertas condiciones surjan pensamientos y sensaciones que puedan vivirse como molestos.1 El hecho de ser verbales, facilita, además, el que las personas se enreden en luchar contra los propios eventos privados, y persistan en ello a pesar de que con frecuencia los resultados de tales luchas resulten contraproducentes. Mediante metáforas, paradojas y ejercicios experienciales los clientes aprenden a contactar con los pensamientos, sentimientos, recuerdos y sensaciones, tanto los previamente temidos y evitados como cualesquiera otros que surjan. De esta forma, las personas aprenden la habilidad de re-contextualizar estos eventos privados, clarifican lo que les importa en su vida; lo que en el fondo y radicalmente valoran, y adquieren el compromiso con los cambios necesarios en la acción.
Una asunción básica en ACT es que el sufrimiento psicológico está causado por la “evitación experiencial” (Luciano y Hayes, 2001).1 Ésta se entiende como una amplia gama de comportamientos dirigidos intencionadamente a evitar el contacto con pensamientos, emociones, sentimientos, recuerdos… que son vividos como negativos.1 El individuo se enzarza así en una lucha que tiene como resultado la rigidez psicológica que aleja a la persona de aquello que en realidad más le importa en la vida. Desde ACT se considera que en los problemas psicológicos juegan un importante papel la “fusión cognitiva” (estar “fusionado” o enredado en los pensamientos, sensaciones…), la tendencia a valorar la experiencia interna como buena o como mala, la evitación experiencial y la tendencia a dar razones o justificaciones del propio comportamiento. La alternativa saludable propuesta desde ACT estaría centrada en la aceptación de las propias reacciones naturales, automáticas e inherentes a la condición humana y la toma de contacto con el momento presente, lo que permitiría elegir más libremente una dirección valiosa, con sentido personal y comprometerse con la acción y los cambios acordes con esa dirección.
PARA SABER MÁS: Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT o TAC) en PREZI (Benjamín Pérez Franco, Iván Pérez Revuelta y José Luis Turabian)
RESUMEN: Si se quiere entender bien y en muy poco tiempo en qué consiste este modo de abordar el sufrimiento basta con ver los dos siguientes vídeos